Estando escribiendo mi participación en Enero para Contrafirma (Titulado La ausencia, muy ad hoc para el tema señalado: la melancolía), me llega un correo electrónico titulado “Ay que tiempos aquellos señor Don Simón”. Jugando con el título de la película estelarizada por Joaquín Pardavé, en 1941. El correo transmitía a manera de broma un supuesto volante repartido entre las mujeres casadas en el año de 1956, en donde se les enseñaba a tratar a su conyugue, el volante se titulaba Guía de la buena esposa. Dejé entonces el tema que escribía y decidí redactar éste. Pedí a Contrafirma que reproduzcan el diseño del citado volante (que más bien es una especie de folletín de múltiples dobleces) para que usted, lector, tenga una idea más concreta.
La nostalgia con que el título del correo da a entender que aquellos tiempos ya no se dan, resulta tan indignante como la postura misógina imperante en los 50´s (año de circulación del volante) y puesta en circulación a través de un chiste que vela una gran verdad: la relación servicial que se da desde dentro del matrimonio, donde el papel de recolector asignado a la mujer, se le suma actualmente el de cazador al tener que trabajar para contribuir a la manutención del hogar. Mirar el volante enviado como una broma machista a través de la red con un dejo de nostalgia contribuye a reafirmar la posición de sometimiento a la que se ve sometida la mujer. Los espacios creados para dar voz a las mujeres son de pronto acallados por bromas sexistas que otorgan al hombre un derecho natural a ser servidos, mostrando, como en el caso de nuestro ejemplo, a la mujer orgullosa de su actividad sumisa, dedicada y no participativa más allá de lo que el hombre requiera y desee. Miremos el volante: la mujer teje, barre, limpia, cocina, tan sólo para complacer al hombre, ¿dónde queda la mujer como individualidad?, ella está borrada, no existe, no estaba contemplada en el esquema de la postguerra más que para fortalecer la supremacía masculina. Actualmente la situación, aunque ha cambiado, sí se ve desde el mismo título del correo lo hilarante que resulta para muchos los tiempos pasados, la melancolía de un tiempo de atención y cuidados unidireccionales. La misogínia se expresa ahora a través del humor, múltiples chistes, en resistencia al cambio, en lucha constante por regresar al pasado, por recuperar el terreno perdido, son el equivalente de la postura de décadas atrás.
Posiblemente esta posición me pueda presentar como carente de sentido del humor, no es el caso, creo tenerlo, mi pregunta es ¿por qué encontrar humor en la posición humillante en la que la mujer fue colocada durante siglos? Ser feminista quemabracieres está desfasado, no es la renuncia al género la solución, es la ocupación de roles ornamentales lo que debemos cuestionar. Lo siento, no puedo reirme y retransmitir un correo que arranca del supuesto que la relación hombre/mujer era mejor hace años, aunque de una broma se trate. “Ay que tiempos señor don Simón” se ha convertido en una frase que habla de la nostalgia del pasado, de esa melancolía que nos inunda al mirar hacia atrás y ver que los tiempos pasados fueron mejores. No lo creo. Televisión en blanco y negro, matanza de animales por diversión, nulos derechos a los niños, expectativas menores de vida y sometimiento sexista, no forman parte de mi concepto de añoranza por el pasado.
Ana Lilia Herrera, activista Queer
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