domingo, 1 de mayo de 2011

La fotografía no es inocente

Primero, una cita de Roland Barthes:
“La fotografía es violenta no porque muestre violencias, sino porque cada vez lleva a la fuerza la vista y porque en ella nada puede ser rechazado ni transformado”1   

Susan Sontang delinea algunos elementos coincidentes con Barthes, entre ellos, el señalar que la foto es una cita, ella dice  que el azar o la suerte hacen que las fotografías muchas veces borren las distinciones entre fotógrafos profesionales y aficionados, cuestión que resulta claramente manifiesta en la medida que un fotógrafo toma una fotografía y un artista hace un dibujo, una escultura, una pintura. Más allá de que siempre se trata de un punto de vista, un marco, un borde… una forma de excluir. Pero el eje de su texto es la idea de que “la apetencia por las imágenes que muestran cuerpos dolientes es casi tan viva como el deseo por las que muestran cuerpos desnudos”2
  
Sontang señala que se espera del fotógrafo una mirada atrevida o tal vez transgresora pidiéndole que “sea un espía en la casa del amor y la muerte”. 

Tal relación entre la fotografía y la muerte también fue señalada por Barthes, pero el trabajo de Sontang está orientado más claramente a las imágenes de tormento de otros, de cuerpos muertos o heridos. Y hace todo un recorrido que se inicia con los grabados de Goya, los desastres de la guerra, pasando por los primeros fotógrafos de guerra, hasta nuestras épocas, en que algunos fotógrafos son perseguidos por ser considerados cazadores de carroña fresca Y no falta en ella precisamente la referencia a Bataille.  
Hay una curiosa coincidencia entre Sontang y Barthes. Sontang expresa claramente el problema de la contemplación y la conmoción de imágenes de muerte y destrucción pero no publica en su texto ninguna fotografía. Barthes escribe todo un libro bajo la conmoción de la muerte de su madre y el hallazgo de una fotografía de ella. Y esa fotografía llamada “la fotografía del invernadero” no la publica. A pesar de que publica otras fotografías en las que se ocupa detalladamente de cincunscribir su punctum.3 

El no hacer público lo que a cada uno de ellos les ha conmovido de la fotografía los coloca en una posición totalmente distinta a la de Bataille que a orillas de la muerte, tomado por las fotografía de los Cien Trozos se vio compelido a comunicarla, bajo el anuncio “aun hoy no puedo imaginar otra cosa más loca, más angustiante...”4 que esa imagen.

1Barthes Roland, La cámara lúcida, Paidós, Barcelona, 1999
2S. Sontang, Ante el dolor de los demás, Alfaguara, Buenos Aires, 2003 (Regarding de Pain of others, es el título en inglés), p. 52
3El punctum es un detalle, dar ejemplos de punctum es, dice Barthes en cierto modo entregarme, en el punctum de una fotografía algo va al encuentro del sujeto, pero eso ocurre porque también se trata de algo que habita al sujeto. Un buen síntoma de ese encuentro es la incapacidad de nombrar lo que punza, la incapacidad de dar nombre a lo que provoca el trastorno.
4Bataille George, Las lágrimas de Eros, Tusquets, México p.247


Carmen Tinajero, psicoanalista, miembro de la elp

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