domingo, 7 de noviembre de 2010

Editorial

Esta edición de Contrafirma® es temática, como serán las subsecuentes. Este proyecto, planteado de inicio como un interesante, y, ¿por qué no?, divertido experimento, se ha impuesto sobre el camino retos que lo hacen aún más atractivo. Verter mes a mes temas que generen ideas y caminos específicos en este espacio es la apuesta. No se prentende, por supuesto, agotar el tópico o realizar un análisis exégito del mismo, se trata, sí, de plantearlo, para problematizarlo, iniciar debates y concluir en una posición diferente que al principio, ¿cuál posición?, cada quien la definirá. La temática sugerida será, también, pretexto para un estudio personal del tema para volver a él en su momento. Dificil al principio, las plumas se fueron soltando hasta completar la edición, la exigencia de transmitir un conocimiento determinado, ese y no otro, se convirtió en un interesante proceso, a opinión de los involucrados.
Goce y muerte se hacen presente en Contrafirma®. Desde varias disciplinas nos acercamos a estos temas que deben de pensarse así, en par, indisociables, pensar uno sin el otro es imposible, pensar el goce sin muerte es pensar el llano placer. Eros guía nuestra lectura, empezando por el esclarecedor texto que lo define. Éste comienzo tiene como finalidad no perder la brújula de lo que hablamos, es verdad que se encontrarán posturas ideológicas y teóricas diferentes en cuanto al goce, sin embargo nuestro recorrido debe permanecer en la idea de que en el comienzo de todo ello está el Eros. 
Desde los obscuros y esotéricos Vanitas, hasta la infaltable presencia de Bataille, Contrafirma® intenta atestiguar que la presencia del goce y la subsecuente muerte más allá de darnos risa, como intenta suponer una visión simplista de la mexicaneidad, provoca desamparo, reflexión e incertidumbre. Mientras un suicida mediocre cambia su epígrafe y una supersticiosa renuncia a la escritura “por si las moscas”, alguien más encuentra a la muerte en las redes sociales, otro hasta en las caricaturas políticas y un pornógrafo se centra en el goce excesivo que da muerte al deseo. Las propuestas escriturales, amén del tema en el cual convergen, tienen un punto en común: un desconcierto ante lo enigmático de estos temas, tal como se lee en La contradicción de existir. Esta contradicción está presente en esta edición, si no fuera así, ¿cómo justificar la falta de respeto que la portada representa? Contradicción nos impulsa a escribir e intentar crear más preguntas para, si no iluminar el camino, al menos si obscurecerlo más para tomar otro.

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