“Si se legalizan las drogas, nos volveremos un país de drogadictos”, es un argumento frecuentemente esgrimido por quienes se oponen a la legalización de las drogas, por lo general personas que podríamos
calificar de conservadoras.
El argumento no tiene ni pies ni cabeza. Ya existen drogas de uso legal, como el alcohol y el tabaco, y no somos un país de alcohólicos y fumadores.
Resalta la similitud que tiene con algunos argumentos de quienes se oponen a reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo y la adopción por parejas del mismo sexo (“condenan a los
niños a ver el acto sexual anal”).
Por sus dichos, infiero que para tales personas, homosexuales y quienes usan drogas (posiblemente con la excepción del alcohol y el tabaco), son anatema.
Que horror debe ser, para ellos, vivir en un país en donde todo el mundo es drogadicto y homosexual a la espera la legalización de las drogas y de los matrimonios entre personas del mismo sexo para dar cauce, de forma legal obviamente, a sus deseos.
Ilán A. Goldfeder
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