Pensar en la muerte es un tema confrontador, cada vez que lo hago termino contrariada, con más dudas que al principio y en un estado de ansiedad que elimina mis intentos futuros. ¿Porqué alguien habría de pensar en su muerte? No tiene sentido, y sin embargo el pensamiento en mi muerte y no en la muerte es recurrente. La resistencia a realizar el testamento es una muestra del no querer pensar en lo inevitable: tarde que temprano nos iremos de aquí.
¿Goce y muerte?, que cosa más rara, sin embargo los suicidas parecen encontrar el ángulo de cierre de esas dos palabras., sino, no lo harían, algo prometedor se debe de encontrar en ese acto que se repite con tanta insistencia. Visto así, la muerte no es una salida, más bien es una entrada, ¿a dónde? Pensar la muerte, mi muerte, como gozosa, es algo particular, un encanto retorcido que no alcanzo a definir. Vaya este es un nuevo enfoque. Dicen que tengas cuidado con lo que piensas porque se te puede cumplir, por si las moscas, aquí le paro.
Martina Cabrera
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