El que se pone de puntillas no se sostiene con firmeza
El que separa los pies no adelanta
(Tao Te King)
Hablar del consumo es ocuparse de algo que persigue, que acosa el orden social del capitalismo. En ese orden social vivimos, en ese orden social se crea y llevan a cabo las vidas subjetivas de cada uno de sus habitantes. Eso que acosa, Lacan, lo llamó lacosa, para no abordarlo de manera general y universal recorremos algunos de sus pliegues.
Lacan se permitió definir el psicoanálisis como un autismo de a dos -analizante/analista-, allí el objeto que causa ese autismo algo enseña respecto del con su mismo objeto del espíritu. Tomemos un consumo que interesa a la práctica espiritual del psicoanálisis: el con su mismo ¿Con su mismo qué? Con su mismo objeto.
Un analizante perseguido por la sordera era invadido por las lágrimas cuando sus tímpanos vibraban ante ciertos sonidos ¿A qué se debía esa manifestación de ese plus de goce sonoro? ¿Cuál era su causa? El analizante se expresa por medio del oído, se trata de su Dasein (da: ahí; sein: ser) así, con ese ser ahí llegará a describir la imagen del oído. Le dolía el oído, no le dolía la imagen o las palabras desatadas por el dolor, quizás, gracias a lacosa no dejó de localizar el dolor producido por el oído. Su oreja latía ante los sonidos o quedaba herida al vibrarle el tímpano. Puede decirse que vivía la pregunta y la respuesta con el cuerpo.
¿Cuál es lacosa del oído? Se trata de con su mismo objeto causante. En una reunión sostenida en la ciudad de Zurich, Suiza, Lacan interviene ante su analizante Serge Leclaire: Cómete tu dasein, es la comida de Tiestes por excelencia.
A la luz de lo anterior surge un interrogante ¿Cómo opera lacosa auditiva -sea el sonido, sea la música, sean los ruidos-en la suposición del saber de una transferencia?, así proponemos interrogar el horizonte abierto en la experiencia analítica: el consumo de los objetos producidos por los agujeros del cuerpo de cada analizante. Es decir, el plus de gozar surge a partir del con su mismo objeto. Hay una plusvalía, un plus de goce con el cual se logra, a veces, vivir o sobrevivir. Freud describió sin saberlo algo de esa experiencia en su obra: El hombre de los lobos.
Serguei Constantinovich Pankejeff tenía su vida organizada alrededor de lo que describió con su única palabra franca, forma de la asociación libre, surgida de su garganta en ese análisis: nació con la cofia fetal (Glückshaube) puesta. Era un benandanti (bienaventurado) nació envuelto por el amnios que recubre al feto dentro del útero (Cfr.: Carlo Ginzburg: Los benandanti, UD. De G, México, 1982).
Serguei salió de la noche oscura del vientre materno vestido con una envoltura. A los 18 años, una gonorrea atraviesa esa camisa y comienza a recorrer consultorios: del doctor Ziehen pasa al doctor Emil Kraepelin -diagnóstico de psicosis maniaco-depresiva-, un libro lo conduce a consultar a Freud: neurosis obsesiva, fobia infantil, presencia de alucinaciones, al “final”, episodios psicóticos. Lacan formuló, por último, un diagnóstico de esquizofrenia1 . Estamos ante un caso donde el analizante quedó cubierto por las envolturas de los diagnósticos -Kraepelin, Freud, Lacan,…- y al mismo tiempo nadie pelaba la presencia de un objeto causante de su placer: la camisa fetal. Esa cobertura del objeto fue uno de los inconvenientes radicales que Serguei vivió y sufrió para dar a luz a un cambio en su vida. ¡Qué extraña casualidad, la caída de la cofia fetal y la emergencia de una vida se produjeron ante su primera y última experiencia de goce amoroso! Días después se encontraba con la muerte.
A efectos de abordar los enigmas de lacosa, ese con su mismo objeto corporal en el psicoanálisis proponemos poner a prueba una hipótesis: Para Serguei la caída de la camisa fetal instala los límites del cuerpo en análisis y despliega las consecuencias del estado de neotenia humano. Esa camisa está construida con un elemento del cuerpo, un elemento que no es simbólico, que se escapa al imaginario y que hace presente el real del con su mismo objeto. Hoy la cofia fetal es un objeto de consumo, de con su mismo del objeto. Se abre así el horizonte para interrogar esa enigmática propuesta de Lacan: el psicoanálisis como práctica del autismo de a dos, subrayo: un auto que circula entre dos, ese autismo no remite al aislamiento, por el contrario, ese autismo sostiene una práctica compartida del analizante con el analista.
El autismo de a dos, su práctica evoca los ejercicios del psicoanalista andrajoso como era Diógenes, uno de los iniciadores del ejercicio cínico respecto del cuidado de sí junto con otros. Esa práctica del con su mismo objeto no es ajena al cuidado de sí, cuidado del objeto que nos causa la posibilidad de vivir. La neotenia -la camisa fetal es uno de sus signos- es un estado de larva. Plauto, Plinio y Séneca articulan la larva como un espectro, una sombra, un fantasma; Corominas articula el término “larva” con la familia de la fantasía, distinguiendo así la fantasía del fantasma.
Esa cosa corporal fue un horizonte para los estudios del espejo. Jacques Lacan acusó recibo de la camisa de la imagen sostenida por él con su mismo objeto, lo hizo en su práctica como analista y en sus enseñanzas. Lacan llegó a entreverlo, se trata de lacosa estrujada, no del todo parlanchina ni agotada por el imaginario. El con su mismo objeto sostiene la imagen especular, mientras que esa imagen permite localizar algunos fragmentos de ese objeto. Se trata de lacosa que llevamos pegada a la suela de nuestros zapatos. La suela del zapato suele ser la encargada de provocar yerros, equivocaciones, deslices.
Freud y Lacan identificaron el resquebrajamiento progresivo de la estructura del Edipo e intuyeron una dificultad. En el politeísmo, el cuerpo ocupaba un lugar distinto al que le daba el monoteísmo (fuera cristiano, judío o musulmán). Woody Allen recalco que el monoteísmo era un resumen de energías, una menor dispersión. En estos tiempos de la muerte de Dios y de la ausencia de garantía de UN Padre ¿Cuáles serán los efectos en la posición de lacosa? ¿Cuál será hoy, para cada quien, la vía probable para condescender al cuidado de sí por la vía del plus de goce de un amor? Si, de un amor, al menos, en el psicoanálisis, cuyo nombre es amistad; esa amistad genera un lazo espiritual que ofrece un borde al con su mismo objeto del lado del analizante y del lado del analista, ambos comparten los riesgos, a pesar de ser afectados de forma impar.
1Lacan junto a ese diagnóstico era muy claro al describir las envolturas de esa camisa para que: “puedan ver manifestarse todas las variedades de ese interior en el exterior, de ese externo en el cual flota el feto, él mismo envuelto en su amnios, envuelta la propia cavidad amniótica en una hoja ectodérmica y presentando hacia el exterior su cara en continuidad con el endoblasto” (23/01/1963). Lacan teniendo a su alcance estos elementos, de manera semejante a Freud, en esa ocasión, dejo de lado lo que enseñaba la experiencia de “El hombre de los lobos”.
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