He tenido la fortuna que desde los inicios de Contrafirma® se me ha consultado con regularidad sobre el fondo y la forma de la misma. He visto como ha crecido y se ha arraigado en el gusto de un lector, espero, crítico. Hoy, bajo el pretexto del tema que nos reúne (Consumismo), cuestiono la consistencia del leit-motiv o línea argumentativa de Contrafirma®. Desde un principio aposté por lo que me parecía un interesante proyecto de reflexión y crítica social, hoy veo gustoso que es una realidad, aunque también seriamente criticable. El que escriba para Contrafirma no me hace indiferente a los errores que edición con edición he visto. Lo escribí en otra oportunidad y lo reitero ahora, crear un espacio de crítica es fundamental para el necesario contrapeso social. Al pasar las ediciones, Contrafirma® se acerca más a la revista satírica MAD con su crítica ochentena suave (olvidando las glorias de los 50´s), y se aleja del intento de Temporary Autonomous Zone (TAZ) de Hakim Bey. Es normal, la masividad trae consigo un emparejamiento de la crítica y el gusto social: no puede ser masiva si representa los intereses de unos pocos. El consumismo evita la crítica, y es difícil no caer en la tentación de los reflectores. Constantemente escucho, generalmente de alumnos mios, la inconformidad sobre temas de todos conocidos: narcotráfico, corrupción, desidia, indiferencia, apatía, desencanto ante la política, falta de profesionalismo, bajo nivel de lectura, etc. Es cuando tenemos la oportunidad de desplegar una postura determinada, y no lo hacemos, que me doy cuenta que es en nosotros desde donde debe provenir el cambio. El desesperante maniqueismo gráfico de Contrafirma® sólo se salva en la portada, siendo los interiores tan predecibles como la mayoría de los textos que presentamos ahí. ¡Apostemos señores, apostemos! La crítica debe dejar de verse en este país como contraparte al poder, debe tomarse como elemento fundamental del mismo, es desde el poder desde donde se tienen las mejores tribunas, aprovecharlo para el fortalecimiento del Estado, en todas sus manifestaciones, es tarea de todos. Textos claros, didácticos, envueltos con un diseño agradable no es suficiente, es una clara postura intelectual y política (en el sentido amplio) lo que nos diferenciará como equipo de trabajo.
Sé que mi reflexión puede no agradar a los colaboradores de esta revista, pero es mi gusto por esta apuesta intelectual que me guía y no un pensamiento mesquino. Si nos leemos la siguiente edición significa que se apostó por la crítica interna y el fortalecimiento del proyecto.
Oscar Contreras, Mto. en Diseño gráfico y semiótica
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